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Amador Martos García
Soy hijo de emigrante minero en Bélgica. Realizo los estudios primarios y secundarios en lengua francesa, siendo el español la lengua familiar. Cuando tengo 17 años, mis padres regresan a España (Barcelona), viendo truncada la continuación de los estudios. Me pongo a trabajar y me caso, dejando la sed de conocimientos como una asignatura pendiente.
En el año 1984 supero la prueba de acceso de mayores de 25 años, accediendo a realizar los estudios de filosofía en la Facultad de Filosofía de Barcelona. Después de la licenciatura, obtengo también el Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP). Para entonces, nace nuestra primera hija y luego el segundo. Se interrumpe cualquier conexión intelectual, pues obliga el deber laboral para el sustento de la familia. Después de todos esos años de peregrinaje laboral, en el año 2001 logramos establecernos por cuenta propia. Nuestro trabajo, profesionalmente más liberal, me permite retomar mis inquietudes intelectuales, de modo que voy preparando, poco a poco, la estructura y el contenido del presente ensayo.
Este ensayo, mi primer trabajo filosófico, representa mi particular visión de la vida, en relación con las dificultades propias de nuestro mundo contemporáneo. Es un intento de hallar un “mapa” para la comprensión de nuestro mundo, desde las inquietudes propias de un filósofo, subsumidas en una realidad excesivamente materialista. Es un intento de salir de dicho mundo materialista, encontrándome, primero, intelectualmente conmigo mismo y, segundo, comunicando esa salida mediante el propio conocimiento. Sólo conociendo y comprendiendo se puede hallar un cierto equilibrio interior que te permita una relación cognitiva con el resto del mundo. Es, pues, esa “ascensión” cognitiva que pretendo comunicar, como algo perentorio para lograr la libertad y la felicidad del ser humano individual, así como la de la humanidad en general.
En resumen, se trata de que cada cual sepa “leer el mapa de la vida”, mediante la comprensión cognitiva en su propia conciencia en relación con los demás seres humanos. Sólo mediante el acercamiento al conocimiento se puede interpretar mejor nuestra libertad, actualmente convertida en un libertinaje que nos aleja de los anhelos más profundos a los que debe aspirar nuestro mundo. En definitiva, se trata de transmutar la intelectualidad de la filosofía en un conocimiento mucho más práctico para nuestra vida, mediante la “ascensión” cognitiva en nuestra conciencia.
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